Existen muchas formas de perder el tiempo; dejar todo para el final, postergar detalles que la vida necesita, que lo cotidiano no exige pero que nos hace vivir.
Perder el tiempo no está mal, siempre y cuando sólo pierdas el tuyo y no el de los demás; no está mal si al perderlo te sientes feliz y satisfecho, pero regularmente no sucede así.
Siempre perdemos el tiempo sin querer, lo perdemos y nos duele y nos lamentamos, pero nada hacemos por recuperarlo.
Y cuando ya es demasiado tarde tratamos de rescatar cada suspiro que el tiempo perdido nos robó, pero igual, sin querer, no hacemos nada y nos quedamos pasmados frente a la majestuosidad y poder del tiempo.
Eso que parece todo y nada…nos quita la vida pero más que la vida nos quita el amor.
¿Cuántos amores has perdido por desperdiciar el tiempo?
Si, esa es la respuesta más común, pero aunque el tiempo corra sin pudor…JAMÁS ES DEMASIADO TARDE.
Corre y besa a tus amores, sonrójalos, intimídalos, inúndalos de felicidad sin preocuparte por la tuya…esa te va a llegar en automático.
Que nada te detenga, ni la vida, ni la vergüenza, ni los prejuicios, ni el miedo, porque al final el tiempo a nadie perdona y por nada se detiene.
AMA con pasión y da lo mejor de ti…porque al final eso es lo que siempre perdura y nunca el hubiera.