Perder el tiempo.

Existen muchas formas de perder el tiempo; dejar todo para el final, postergar detalles que la vida necesita, que lo cotidiano no exige pero que nos hace vivir.

Perder el tiempo no está mal, siempre y cuando sólo pierdas el tuyo y no el de los demás; no está mal si al perderlo te sientes feliz y satisfecho, pero regularmente no sucede así.

Siempre perdemos el tiempo sin querer, lo perdemos y nos duele y nos lamentamos, pero nada hacemos por recuperarlo.

Y cuando ya es demasiado tarde tratamos de rescatar cada suspiro que el tiempo perdido nos robó, pero igual, sin querer, no hacemos nada y nos quedamos pasmados frente a la majestuosidad y poder del tiempo.

Eso que parece todo y nada…nos quita la vida pero más que la vida nos quita el amor.

¿Cuántos amores has perdido por desperdiciar el tiempo?

Si, esa es la respuesta más común, pero aunque el tiempo corra sin pudor…JAMÁS ES DEMASIADO TARDE.

Corre y besa a tus amores, sonrójalos, intimídalos, inúndalos de felicidad sin preocuparte por la tuya…esa te va a llegar en automático.

Que nada te detenga, ni la vida, ni la vergüenza, ni los prejuicios, ni el miedo, porque al final el tiempo a nadie perdona y por nada se detiene.

AMA con pasión y da lo mejor de ti…porque al final eso es lo que siempre perdura y nunca el hubiera.

 

 

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Sueño

Cuando de pronto la vida se apagaba en el mar inmenso del silencio apareciste tú como faro en la oscuridad alumbrando mi camino a casa.

Esa casa que siempre soñé, en la que me veía viviendo junto a la esperanza…construyéndola.

Cuya existencia creía perdida porque no encontraba los cimientos de una eternidad que contigo ahora es más nítida que lo que habría soñado JAMÁS.

Había perdido ya toda ilusión, toda emoción, tenía la espalda cargada de ironías y malas pasadas de la vida.

Ya nada tenía el sentido correcto pero el destino contigo me encamino hacia esos nervios que sientes cuando sabes que el amor esta cerca, que algo bueno va a pasar.

Buen presentimiento algunos lo llaman.

Ó podría ser el simple reconocimiento de nuestras almas, porque el escalofrío que me recorrió toda en nuestro primer beso de saludo, nunca lo había sentido antes, ese cosquilleo y al mismo tiempo que me inspiraras tanta confianza como si fuera el saludo de buenos días.

Como si nos conociéramos de siempre, de toda la vida.

Mi compañero de sueños.

Eres ese ser de luz que con su mirada me lleva a pensar que no hay final, solo comienzos, pedacitos de historias felices que llevan a una antología de recuerdos memorables, insuperables, llenos de amor, pasión y vida.

Eres ese que me ha hecho comprender que todo lo que soñaba no era imposible, que no estaba buscando una utopia.. que sólo te estaba esperando a ti.

Que los sueños se hacen realidad y que la nuestra, sin duda alguna, supera la ficción.

Que eres TÚ mi sueño hecho realidad.

Minicuento

De repente tenía miedo. Se empapó fugazmente de mentiras que pensó inmensas en el ayer. El cuerpo le seguía temblando, el estómago se le encogía, el semblante se reflejaba en una simple epifanía. Ésta vez el viejecillo percibió el recuerdo hiriente de aquella enamorada que siempre se resistió a entregarle el eco del tiempo. Se creía valiente, invencible, fuerte e indestructible, pero ella le desarmaba desde aquella simple mirada.
Él, nunca pudo robarle el corazón pues aún siente el regocijo de su amor.

Me enamoré como una tonta.

Me enamoré como una tonta, me enamoré como se debe.

Me enamoré porque tu sonrisa naufragó en mi mente.
 
Me enamoré sin siquiera saber tu nombre.
 
Me enamoré y te soñaba con letras grandes.
 
Me enamoré antes de que notaras mi existencia.
 
Me enamoré porque tocaste lo más profundo de mi alma.
 
Me enamoré y con cada latido te quería más fuerte.
 
Me enamoré de tu intención que alumbraba mis ilusiones.
 
Me enamoré y sin darte cuenta me hacías feliz por montones.
 
Me enamoré de tu mirada que se atrevió a desafiarme.
 
Me enamoré y sin querer te fui queriendo sin conocerte.
 
Me enamoré y me enganché en tus palabras.
 
Me enamoré y me di cuenta que nada era real.
 
Me enamoré y ya no estabas.
 
Me enamoré y nunca estuviste.
 
Me enamoré de algo que sabía que nunca pasaría.
 
Me enamoré como una tonta, me enamoré como se debe.
 

A veces el viento…

A veces el viento me trae tu recuerdo.
Siento tu piel cálida abrazándome el alma.
 
A veces el viento me trae tu aroma.
Veo tus ojos en la noche que cobija mi silencio, ese que te grita cuanto te quiero.
 
A veces el viento me trae tus ganas.
Es el poder dulce de la ilusión que llena mis sentidos, te siento cerca, estás lejos.
 
Te beso en el tiempo y el tiempo se va.
 
A veces el viento me trae tus sueños.
Lo único que tengo es este latido incesante que no para de pronunciarme tu nombre con letras de esperanza.
 
Lo único que tengo es el viento.
 
Lo único que no tengo eres tú.

Ojalá

Ojalá seas para mí.
 
Ojalá quepa en un suspiro.
 
Ojalá me recuerdes en tu aroma.
 
Ojalá el destino nos una algún día.
 
Ojalá hoy crucemos nuestras miradas.
 
Ojalá pienses sólo en mí.
 
Ojalá tus besos sean como el mar y yo como la arena.
 
Ojalá supieras cuánto me gustas.
 
Ojalá algún día pueda probar tus labios de azúcar.
 
Ojalá pudieras leer mi mente.
 
Ojalá no fueras tan inalcanzable.
 
Ojalá nuestra historia ya haya comenzado.
 
Ojalá me quieras sólo para ti.
 
Ojalá sepas que quiero estar contigo sólo mientras dure nuestra eternidad.
 

Sentimientos

Hay cosas que sabemos.
 
Hay cosas que intuimos.
 
Hay cosas que anhelamos y no sabemos porqué.
 
Así me pasa contigo.
 
No te conozco lo suficiente como para enamorarme de ti, sin embargo ya lo hice.
 
¿Y acaso necesito razones?
Pues no.
 
Y aunque tu no sientas lo mismo por mí, sé que éste sentimiento, éste cúmulo de emociones que me
provocas es algo que me hace crecer.
 
Gracias por eso, gracias por las sonrisas, gracias por darme motivos sin razones.
 
Gracias por entrar en mi mente.
 
Gracias por quedarte en mi corazón.

Transparente

Tu mirada me desarmó.
 
No me pude contener.
 
Vacié mi maleta de ilusiones en esos ojos tan hermosos que algún día esquivé sin querer.
 
Pude verte desde lejos y era feliz con tu sonrisa, aunque no fuera para mí.
 
Pero un día tuve la fortuna de rozar tu alma.
 
Según mi instinto me diste esperanzas hermosas.
 
Pero al parecer te arrepentiste y me dejaste libre cuando yo no quería serlo.
 
Tal vez sea una bendición oculta pero mientras no sé como conciliar este complejo y transparente amor
por ti.

Aprendí

Que las cosas a fuerza no valen.

Que la vida sin llanto no sabe.

Que los malos momentos duran lo que yo decida.

Que los buenos son eternos aunque no lo pida.

Que una mirada puede sembrar esperanza.

Que una palabra te puede romper el alma.

Que un adiós es tan ambiguo como el camino elegido.

Que cierro los ojos y al abrirlos nada vuelve a estar igual.

Que no hay nada escrito pero hay una historia.

Que no hay que borrar la memoria.

Que el amor no se pide, no se pregona.

Que las dudas nos matan y nos reflejan.

Que todos fallamos y todos nos fallan.

Que no hay hogar para nada ni nadie si tu ego no se sale.

Que no hay mejor lugar para el corazón propio que uno ajeno.

Que las palabras no son suficientes, el tiempo se las lleva.

Que cumplir es más fácil si no prometes en voz alta.

Que los parasiempres duran lo que un suspiro.

Que un abrazo es el mayor cobijo.

Que un «te quiero» vale más que un «te amo»

Que si quiero recibir algo primero debo darlo.

Que nada, nada, nada es gratis en éste mundo.

Que a veces ganamos cuando perdemos.

Que los mejores paisajes están dentro de nosotros.

Que no necesito el dolor para sentir pero que de pronto se vale sufrir.

Que a veces nos lastiman y siempre lastimamos.

Que la justicia no existe pero hay que ganársela.

Que el amor duele pero también cura.

Que es una promesa pero hay que cumplirla.

Que el amor es una decisión.

Que se vale pedir ayuda.

Que la esperanza existe para distribuirla.

Pero sobretodo aprendí que en realidad nada aprendí y que lo que parece ser no es.

 

 

 

 

 

 

 

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Feliz final.

Te paseabas por mi mente sin ton ni son.

Te paseabas sin mi autorización.

Te paseabas y no tratabas de disimular tu encanto.

Te paseabas a tus anchas y sin tanto cuento.

Un día alcé la mirada y entonces ahí estabas y paseabas como el sol le baila a la luna para que vaya a dormir, acurrucándola en su regazo.

Y entonces el tiempo se detuvo.

Ya no sólo tu mirada me perseguía.

Me atrapaste, me ataste a tu aliento.

Mi corazón se escapaba, pero sólo podía contemplarte frente a mí.

Ahí, sólo tu y yo, con la noche en la cabeza.

Esperando todo.

Esperando nada.

Esperando que esa noche nos llenara las batallas, esas que ganamos cuando creíamos que el destino estaba en el olvido.

Pero ahí estabas y me ofrendabas tu mirada.

Te paseabas y yo contenta tarareaba al ritmo de tus alas.

Tu mano rozó la mía y el sol al día.

Y ahora me alimentan tus caricias.

Ahora despertamos en sintonía.

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